Con temas afines a su pensamiento mesoamericano, Rina Lazo pinta el mural transportable de cincuenta metros cuadrados, un temple sobre lino que firma en 1996, año que se instala la obra de manera permanente en la sala maya del Museo Nacional de Antropología de México.  El gran lienzo exalta la riqueza y legado del pueblo originario, tema de gran interés para la artista y del cual desarrolla con destreza en tres núcleos temáticos y nueve escenas.

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Inspirada en el Popol Vuh pinta el mito de la creación, el florecimiento y desarrollo de la cultura maya en torno al tema del maíz, el venerable alimento ancestral que nace en las tierras fértiles mesoamericanas. El tema lo vemos representado de manera simbólica y con una nutrida iconografía que exalta la magnificencia del alimento, como bien lo expresó Miguel León-Portilla en relación al trabajo de la artista

Lazo recrea en el mural el corazón de su historia, como un tlahcuilo como los nahuas llaman al que pinta y al que escribe, ya que para ellos pintar y escribir en el fondo conlleva la misma significación: el que esta dialogando con su corazón […] hasta convertirse, como lo expresan en palabras mesoamericanas, en un corazón endiosado, un yolteotl

Fragmento de Venerable abuelo maíz, 1996, temple sobre lino, 2.70 x 19.00 m, Sala Maya del Museo de Antropología, México.

Fragmento de Venerable abuelo maíz, 1996, temple sobre lino, 2.70 x 19.00 m, Sala Maya del Museo de Antropología, México.

De la mano e imaginación de Rina Lazo se narra de manera didáctica el mito con el Creador y Formador, Tepeu y Gucumatz, los formadores que aparecen en la escena inicial. Ambos extienden sus brazos bajo plumas verdes y azules. Escena que nos recuerda al fragmento del Popol Vuh que dice:

Todo estaba en suspenso, todo en calma, en silencio; todo inmóvil, callado, y vacía la extensión del cielo […] sólo el cielo existía. No se manifestaba la faz de la tierra. Sólo estaban el mar en calma y el cielo en toda su extensión. No había nada junto que hiciera ruido, ni cosa alguna que se moviera, ni se agitara, ni hiciera ruido en el cielo […] Sólo el Creador, el Formador, Tepeu, Gucumatz, los Progenitores estaban en el agua rodeados de claridad. Estaban ocultos bajo las plumas verdes y azules, por eso se les llama Gucumatz. De grandes sabios de grandes pensadores es su naturaleza. De esta manera existía el cielo y también el Corazón del Cielo.

Fragmento de Venerable abuelo maíz, 1996, temple sobre lino, 2.70 x 19.00 m, Sala Maya del Museo de Antropología, México.

Fragmento de Venerable abuelo maíz, 1996, temple sobre lino, 2.70 x 19.00 m, Sala Maya del Museo de Antropología, México.

El nacimiento de la cultura maya es figurado de manera simbólica por una mujer que se encuentra pariendo a la cultura ancestral, la representación del parto es forma indígena de dar a luz.  Este nacimiento también se alude por la serpiente, que en la mitología es la que fecunda, la que fertiliza la tierra. La serpiente lleva en su cuerpo mazorcas que se funden con su piel de escamas y de sus fauces abiertas, emerge una milpa, la planta de maíz que apunta al cielo, a lo sagrado.

En el cielo acontece un eclipse, nos recuerda las aportaciones astronómicas y la numeración de la cultura maya, tema que enlaza a la quinta escena de los astrónomos que se encuentran a la orilla del lago. Apreciamos al tlahcuilo que dibuja un códice y sostiene un caracol y el otro personaje observa los astros, el eclipse que acontece en el cielo.

Fragmento de Venerable abuelo maíz, 1996, temple sobre lino, 2.70 x 19.00 m, Sala Maya del Museo de Antropología, México.

Fragmento de Venerable abuelo maíz, 1996, temple sobre lino, 2.70 x 19.00 m, Sala Maya del Museo de Antropología, México.

La sexta escena, la ceremonia del ciclo agrícola que se lleva a cabo por tres personajes. Un sacerdote que viste piel de jaguar se encuentra arrojando granos de maíz sobre la tierra y dos mujeres danzantes con el cabello decorado con milpas, sostienen en sus manos mazorcas de colores que reciben el agua de la diosa Ixchel. La deidad se encuentra en la parte superior de la ceremonia, observando desde el cielo el ritual de los danzantes a quienes vierte un cántaro con agua para las siembras.

La séptima escena es conformada por los dioses que ayudan al hombre a la fertilización de la tierra, escena inicianda con Ixchel, la deidad del amor y símbolo de fertilidad. A su espalda, se encuentra Chaac, dios de la lluvia, también es asociado con la fertilidad agrícola y el crecimiento de las milpas, es la deidad ayuda a los campesinos en la siembra del sagrado alimento. Al lado de Chaac, enfrente del disco solar aparece Ah-mun, dios venerado como un Sol que ofrece su corazón al maíz.

Fragmento de Venerable abuelo maíz, 1996, temple sobre lino, 2.70 x 19.00 m, Sala Maya del Museo de Antropología, México.

Fragmento de Venerable abuelo maíz, 1996, temple sobre lino, 2.70 x 19.00 m, Sala Maya del Museo de Antropología, México.

Ah-mun señala el tercer núcleo de la composición, la separación de lo divino con lo terrenal, él observa la ofrenda, la octava escena del conjunto pictórico. En esta sección, Lazo fue cuidadosa en presentar los alimentos, los frutos y los variados productos que se producen en la región mesoamericana, lo que lleva a culminar el conjunto compositivo con la novena escena, la festividad del pueblo indígena en torno al maíz

Venerable abuelo maíz, 1996, temple sobre lino, 2.70 x 19.00 m, Sala Maya del Museo de Antropología, México. Imagen Fátima Anzueto

Venerable abuelo maíz, 1996, temple sobre lino, 2.70 x 19.00 m, Sala Maya del Museo de Antropología, México. Imagen Fátima Anzueto

Venerable abuelo maíz, 1996, temple sobre lino, 2.70 x 19.00 m, Sala Maya del Museo de Antropología, México. Imagen Fátima Anzueto

Venerable abuelo maíz, 1996, temple sobre lino, 2.70 x 19.00 m, Sala Maya del Museo de Antropología, México. Imagen Fátima Anzueto


Catálogo mayo 1996

Catálogo mayo 1996

*Texto Fátima Anzueto.

*Imágenes fueron escaneadas del catálogo “Pintura Mural de Rina Lazo” Sala Maya del Museo Nacional de Antropología, México.